El
pensamiento latinoamericano del siglo XX
ante la condición humana: Argentina
"Rodolfo Kusch, aportes de una
antropología americana"
Dina V.Picotti
C.
Günther Rodolfo Kusch,
1922-1979. Nacido en Buenos Aires y fallecido en
la misma ciudad. De padres alemanes radicados en Argentina. Profesor de
Filosofía por la Universidad de Buenos Aires en 1948. Ejerció una
actividad técnica en la Dirección de Psicología Educacional y
Orientación Profesional del Ministerio de Educación de la Provincia de
Buenos Aires en el ámbito de la sociología y la psico- y socioesdística
y una amplia actividad docente en la Enseñanza Secundaria y sobre todo
Superior en Universidades argentinas y bolivianas; realizó viajes de
investigación y trabajos de campo en la zona del NO argentino y del
altiplano boliviano; organizó Simposios, Seminarios y Jornadas
Académicas sobre la temática americana ; participó entre otros eventos
como miembro titular del XXXVII y XXXIX Congresos Internacionales de
Americanistas, del II Congreso Nacional de Filosofía en Alta Gracia,
Córdoba 6.1971 y de las Semanas Académicas en torno al pensamiento
latinoamericano organizadas por la Universidad del Salvador, área San
Miguel, 1970-1973; fue miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad
Argentina de Escritores 1971-1973; integró el equipo argentino dirigido
por J. C. Scannone sobre “Investigación filosófica de la sabiduría del
pueblo argentino como lugar hermenéutico para una teoría de filosofía de
la religión acerca de la relación entre religión y lenguaje” 1977-79.
Fue sobre todo autor de numerosas obras filosóficas y literarias, en las
que transmitió lo que su gran sensibilidad poética y pensante le
permitió captar de propio y valioso en América. Su obra ha sido reunida
en 4 tomos de Obras completas, Editorial Fundación Ross, Rosario,
1998-2003, quedando aún algunos inéditos, sobre todo anotaciones y
materiales de trabajos de campo:
-
Tomo I: Datos bio-bibliográficos, Presentaciones;
La seducción de la barbarie; Indios, porteños y dioses; De la mala
vida porteña; Charlas para vivir en América.
-
Tomo II: América profunda; El pensamiento
indígena y popular en América; Una lógica de la negación para
comprender a América: La negación en el pensamiento popular.
-
Tomo III: Geocultura del hombre americano; Esbozo
de una antropología filosófica americana; Ensayos.
-
Tomo IV: Lo americano y lo argentino desde el
ángulo simbólico-filosóficoPozo de América; América parda; Bolivia;
S.A.D.E.; Teatro; Anotaciones para una estética de lo americano;
Homenaje a R. Kusch de la Cámara de Diputados de la Nación.
* * *
Entre los temas fundamentales de
debate que hoy preocupan a las sociedades contemporáneas ante las
posibilidades y los riesgos abiertos por las tecnociencias y un orden
globalizado que a la vez que extiende logros convive con la exclusión,
se encuentra siempre involucrada la idea misma de lo humano, la
orientación del proyecto que se está jugando y se avizora y sus
alternativas.
En este sentido, el Taller del que
participamos bajo la temática general de El pensamiento
latinoamericano del siglo XX ante la condición humana, que expone a
su vez un proyecto de investigación en curso bajo este nombre abarcando
pensadores representativos de los tres tercios del siglo, ofrece una
gran posibilidad de reflexión en diálogo con las posturas y debates que
encararon de manera continua y varia esta temática desde la propia
situación histórica latinoamericana. En mi caso se me ha encomendado
referirme al pensamiento de Rodolfo Kusch.
En el intento que manifiesta toda
la obra de este pensador argentino, de un planteo situado, culturalmente
arraigado, por cuanto todo pensamiento, expresa, sufre “la gravidez de
un suelo”
y se trata de dar respuestas propias, originales, que escapen a los
condicionamientos de esquemas ajenos, se encuentra también una
antropología, que desde una experiencia histórica singular se proyecta
hacia lo universal, redescubriendo dimensiones básicas olvidadas de la
condición humana, valiosas precisamente para la recuperación de ser y
sentido en el hombre actual, desafiado por los riesgos de sus propias
construcciones.
En el trabajo de campo Kusch recoge
material fértil para esbozar “una dialéctica americana”;
la convivencia con el pueblo se convierte en clave de una epistemología
en la que sujeto y objeto se reubican en una relación de sujeto a
sujeto, a través de la cual la exploración de las manifestaciones de la
cultura popular permite “desocultar su novedad” en medio de un universo
poblado por especulaciones exitosas y fundamentadas, y servirse de una
“lógica de la negación” que implica un redimensionamiento del hombre. Se
configura entonces un discurso pensante que parte de un “estar aquí”, de
la experiencia raigal del “mero estar no más” frente a la clásica
oposición filosófica del ser y la nada, como categoría central de un
pensamiento que la bucea en los diferentes universos de la “América
profunda”,
sea en la soledad de la quebrada como en los rincones de la gran ciudad.
Se erige de este modo un sujeto que puja por liberarse de la ficción de
querer “ser alguien”, resistiendo en el intento de un “acierto
fundante”, a la espera de un fecundo “estar siendo para el fruto”.
En la dialéctica entre la
posibilidad del mero “estar”, opuesta a la noción filosófica vigente del
“ser”, se ubica la encrucijada de la cultura mestiza, donde orden y caos
se complementan en constante tensión, confianza y temor, resistencia en
lo propio y fagocitación de lo ajeno, práctica de la inclusión frente a
la exclusión de la racionalidad imperante; una sabiduría alejada de los
mercaderes de cualquier signo. Explorando la estructura del pensamiento
popular y la forma de sus juicios, Kusch muestra la falacia de una
división entre el menosprecio de la “opinión” que daría cuenta sólo de
lo aparente, ante el prestigio del conocimiento que referiría lo
esencial, mientras la doxa popular ofrece una plurivocidad que excede a
la artificiosa reducción a la univocidad.
El uso ambiguo del término pueblo
–por una parte una connotación sociológica y a veces económica, por otra
un símbolo de lo que se participa desde lo más profundo- hace a la gran
ambigüedad que mantenemos ante nuestra verdad, al requerimiento de una
verdad que nos cuesta asumir. El habla popular dice la palabra común,
pero esconde detrás la gran palabra que completa al sujeto viviente,
porque su sentido se refiere a lo viviente en su totalidad, encierra el
porqué indefinido del vivir mismo; de allí el silencio de lo
inexpresable, que se prolonga en el gesto o en la ceremonia del rito, o
se reitera en la costumbre. Y en tanto lo popular es también un símbolo
que nos afecta a nosotros, encarna además la culpa que se cierne sobre
nuestro decir culto, de haber escamoteado el saber que dice la gran
palabra por la palabra común que se profiere para determinar algo o para
señalar causas, exigiendo una verificación, a lo cual se ordena la
lógica aristotélica, que termina en la ciencia. “De que un silencio
vacío ronda nuestro saber, lo prueba el hecho de que en el mundo
moderno, no obstante el conocimiento acumulado, no sabemos cómo
alimentar al hombre, ni cómo gobernarlo, ni menos qué es el hombre. Lo
señala el exceso de teoría, la abundancia de soluciones y la violencia
desatada. Todo esto es el símbolo de la silenciosa mudez de nuestro
saber culto, que ha perdido contacto con su contenido. Es que nuestro
silencio no es el del pueblo. Detrás del silencio popular y de su decir
cualquier cosa, hay una verdad que rige su combinatoria y que nosotros
perdimos. De ahí la necesidad de retornar a la base y la importancia de
América. Lo popular en América es como la sombra de sentido que se
cierne sobre el quehacer afanoso del siglo XX... En el crecimiento de lo
popular está la sorpresa de saber alguna vez qué hay que hacer. Es un
saber potencial que surge de un silencio lleno”,
nos lleva a un futuro imprevisto que se debe sólo a la potencia del
crecimiento. De allí que Kusch proponga, además de un “pensar seminal”
que no requiere causas sino se alimenta en una visión orgánica, sólo un
“esbozo de antropología”, a partir del silencio lleno del discurso
popular, al margen de la preocupación de definir al hombre, tomando en
cuenta la penosa operación con que el pueblo afirma su humanidad. El
problema de América es entonces el de recuperar toda la potencialidad
del pensar y saber apostar al futuro.
En este pensar se trata de un
diálogo, que es ante todo un problema de interculturalidad, dado que
entre los interlocutores hay una diferencia de cultivo, no en el sentido
de grado de despliegue sino de estilo, de modo de ser encarnado en cada
uno, diferencia de perspectiva y de código, no sólo acervo sino actitud.
Porque detrás de una cultura se da la cuestión de lograr un domicilio
existencial, una zona de habitualidad en la que cada uno se siente
seguro, concede sentido a lo que nos rodea. Lo que constituye una unidad
geocultural, en la que la ecología de un ámbito, así como su habitat,
son recubiertos siempre por el pensamiento del grupo, que adquiere gran
importancia para comprender todo lo que se refiere al mismo; de allí las
resistencias que ofrece a toda interferencia del mundo exterior y que
sea imprescindible para el acceso el estudio del tal pensamiento, núcleo
seminal que proporciona los contextos simbólicos con que se visten la
realidad y el quehacer cotidianos, entrecruzado por una parte por las
decisiones prácticas del grupo ante el medio geográfico y por otra por
el saber tradicional acumulado en las generaciones anteriores.
Ello lleva a cuestionar la
posibilidad de un pensamiento normativo; todo pensamiento sufre la
gravidez de un suelo, es una determinada propuesta cultural y se trata
de descubrir en su gravidez un cuadro real del mismo que abarque todas
las variantes de su modo de ser universal. En América, expresa Kusch
desde su experiencia, está en juego la relación interhumana vista por
dentro, al margen del mundo de las cosas determinables, en vez de la
digitación de soluciones sociales que apuntan a una comunidad externa,
que siempre tiende a tener los caracteres de lo contractual; se da una
comunidad interna que se ubica al margen de la conciencia, como un a
priori que parte de la inconciencia social y que hace realmente a la
coherencia del grupo. La búsqueda de esto es fundamental, en un análisis
antropológico-filosófico y es lo que debería flotar en todo trabajo de
campo. Se trata de nuestra participación en la idea de hombre. En el
fondo supone la búsqueda de un nuevo modo de pensamiento o de lógica,
quizás una lógica de negación, que implica un redimensionamiento ante
las afirmaciones vigentes. El modo peculiar de cultivo para hacer frente
al contorno, o cultura, su molde simbólico para la instalación de una
vida constituye el así llamado suelo, que incide por su ausencia en la
filosofía; tanto en su ausencia perceptible como en su presencia
impensable no hace a lo empírico sino a la función de moldear, deformar
y en el fondo corromper la intuición de lo absoluto. De allí la
importancia de “un punto de vista geocultural” entre nosotros, que
supone lo fundante por una parte y lo deformante y corrupto por otra con
respecto a cualquier pretensión de universalidad, pero también la
posibilidad de una universalidad paradójicamente propia; fricción entre
el así llamado espíritu y el suelo que le sirve de sostén, en su doble
faz como deformación pero también como fundamentación. La idea de
fundamento en la filosofía, afirma Kusch, es en realidad un derivado del
concepto de suelo, en el sentido de “no caer más”, de estar de pié,
dispuesto ante la circunstancia a fin de poder instalar la existencia.
Ello conduce a un “pensamiento pegado al suelo”, por donde se advierte
el hilo de lo esencial, entreverado con la circunstancia del estar
mismo; entonces lo que hace a la esencia no pasa de ser un episodio
menor dentro del pensar en general. Quizás lo propio de nuestra
filosofía sea advertir en qué medida se deforma a causa de la gravidez
local y es ésta la que se torna esencial; de este modo, Kusch no duda en
afirmar que la misma imperfección del filosofar hace a la filosofía
americana, en tanto nuestra verdad siempre deforma lo que se pretende
instituir formalmente; mas se trata entonces no de modificar la
filosofía sino de redimensionar lo que es esencial y que sirve de
posible eje al hecho de vivir dentro de una racionalidad propia, de
encarar el pensamiento popular como si se aprendiera a ver de nuevo
ingenuamente una realidad. El pueblo no vive su cultura como un simple
entretenimiento sino como una forma de concretar en una fecha
determinada o en un ritual cualquiera el sentido en el que descansa
intuitivamente su vida, y es lo que hace que pueda tener algo así como
filosofía; se habla a partir de la tiniebla para ganar la conciencia,
pero sabiendo que ésta no puede agotar toda la verdad, siempre queda en
la tiniebla la posibilidad de una verdad mayor.
De allí que haya que considerar las
relaciones entre mito y racionalidad. El mito cumple la función de no
sólo delimitar un campo para el relato, sino además de retraducir en
otro más verdadero lo que por ej. una informante quiere decir, no
habiendo querido decir el mito sino atestiguar con él la vigencia de un
orden más profundo, más verdadero, que totaliza su pensamiento real. Por
ej. en el tema de la luz, no se trata de relatar su advenimiento sino de
hacer ver cómo la oscuridad es tan importante como la luz, y sacralizar
el hecho de que la haya, no en el sentido de que lo sagrado se reduzca a
que haya luz sino de que haya también tinieblas, en la conjunción de
ambas; así lo sagrado es la verdad, pero una verdad abisal, insondable,
a la vez evidente y oscura, que acentúa el margen del errar del vivir
cotidiano, ya que representa la instancia de lo otro que irrumpe desde
el área de lo sagrado pese a los límites intelectuales puestos por el
mito. De este modo, el mito es la parábola que surge recién cuando la
gran palabra consolida la inminencia de lo impensable, que hace al
sentido de lo sagrado. Si racionalidad supone una forma de instrumentar
la verdad o de acceder a ella, la racionalidad popular parte de la
verdad para ver recién cómo se instrumenta. Se observan grados de
conciencia mítica según aparezca el factor racionalidad: uno primero,
vivencial, original, donde se genera el sentido mismo aunque no
explícito, de modo gestual, mucho antes de la palabra; un segundo nivel,
donde lo mítico retraduce un hecho cotidiano a un horizonte mítico, en
tanto no deja de participar de él, por lo que lo que llamamos
objetividad no sería más que el revés del mito; por fin, el mito
condiciona la verdad para una situación objetiva, es relatado y podría
ser motivado por un hecho moral. La racionalidad implica paradójicamente
la inversión de lo mítico, ya que se instala para lograr fundamentación,
pero siempre a costa del fundamento mismo. Se trata de las raíces
abisales de todo fundamento, o sea, la original imposibilidad de haber
algún fundamento, o al menos la aprehensión conciente del mismo
En lo dicho se sugiere otro modo de
pensar, en este caso de concebir una antropología, otra línea de encarar
lo humano en relación con el orden vigente; el planteo se invierte, en
lugar de verse lo humano desde una perspectiva compartimentada donde por
ej. cultura y educación tienen su sentido establecido, se trata de ver
en qué medida lo dicho sobre estos temas debe sufrir variantes,
preguntarse por qué motivo lo humano en América no logra encuadrarse en
los modelos que se fijan como estampas de eficiencia, si estas
disciplinas no surgirán más bien de la institucionalización de una
voluntad cultural que nos es ajena. Porque si lo dado no es más que la
instalación de un estar, en general, la cultura no consiste totalmente
en un quehacer fundante, lleva en su esencia una trampa insalvable,
porque sirve a lo inmediato pero no es lo fundante en sí, apenas sugiere
la posibilidad de un fundamento, porque hay algo pre-dado en el campo de
lo impensable del estar con respecto al cual la cultura se reduce a un
simple juego de encontrar algo así como el fundamento y poder fijar un
itinerario, la compensación de una finitud, de lo desalbergado, de la
desazón fundamental; se trata entonces de fundar una habitualidad a modo
de domicilio, pero presionados desde el otro lado del mundo simbólico,
con el peso de una alteridad que trasciende, simulando una reiteración a
nivel símbolo de eso que trasciende, un juego dramático que busca lograr
infructuosamente la desgarrante coincidencia entre lo que trasciende y
la finitud. La cultura vista como proceso, acto, es entonces el balbuceo
que marca esa coincidencia, un intento de diálogo, pero sólo a flor de
piel porque nunca logra decir toda la palabra; la posibilidad de esbozar
un efímero esto es que se diluye en un siendo dentro del
requerimiento de una respuesta mayor que se esfumó.
De allí la paradoja del arte,
según Kusch. A lo fundamental del mismo se accede con el desvanecimiento
del es, con una obra perdida en un gerundivo siendo dentro
del requerimiento de aquella respuesta mayor que se esfumó. Reflexiones
críticas sobre la impronta que en América realiza el arte sobre la
cultura, vista como un modo de habitar el mundo, descubren otros rasgos
del modo de ser y pensar del hombre en ella: lo caracteriza en su
singularidad con respecto al arte occidental, en el que predominaría el
signo sobre lo signado apegándose al esplendor de la forma, el tomar su
impulso sobre la intuición de lo tenebroso en tanto compromiso con una
realidad informe y potenciada por sus propios mitos, que avasalla al
sujeto y sus códigos; el afianzamiento de un domicilio existencial no
presionado por las reglas, sino por la floración de un sujeto en
sintonía con su propio horizonte simbólico. La constitución histórica de
éste a través de diferentes proyectos incita a Kusch a ensayar posibles
respuestas en cuatro obras teatrales, como son “Tango”, “Credo errante”,
“La muerte del Chacho”, “La leyenda de Juan Moreira”, que formula
hipótesis sobre las posibilidades de identificación y borramiento de
nuestros mitos fundacionales.
Por la misma razón, lo educacional
desaparece como problema especialmente en lo que se refiere a su
institucionalización, dado que no se trata simplemente de transmitir un
acervo cultural como si éste fuera un objeto, sino en todo caso de la
reactualización del acto que funda lo cultural, el encuentro que
encierra el símbolo entre la posibilidad de un fundamento y la urgencia
de su hallazgo. La educación se cumple, entonces, en el acto de este
encuentro simbólico, no consiste en generar individuos seguros, no se
confunde con el aprendizaje, que es un episodio menor.
Algo semejante ocurre con lo
económico. En América es el juego de un amplio campo de hechos,
determinaciones, elaborados por otros. Kusch hace por ej. referencia
entre otras a la economía quechua, que así como toda su vida cultural
podría explicarse en torno a un eje determinado por las tres instancias
del ruway o trabajo no forzado, condicionado por las necesidades
y en el curso del vivir cotidiano, el khuway o amparo, con
énfasis en la actitud y génesis emocional, el phuyllay o juego,
que en su sentido más amplio alude a formas de convivencia social; tres
aspectos de una miasma unidad de concepción, que con el kausay o
vida y el yuyai o recuerdo, pensamiento, completan la
circularidad de una misma forma de actuar típica. Lo fundante de lo
económico es básicamente el problema de la instalación de un esto es
en el nivel del siendo transitorio, a partir de sus raíces que se
dan en el otro extremo de la afirmación, junto a la puerta abierta e
ineludible de los símbolos. Por eso a nivel de pueblo lo económico se
convierte, cuando se da en el puro trueque, en un ritual silencioso
donde se cumple con la necesidad pero en cuanto ésta abarca toda la
pregunta, desde la meramente económica hasta la metafísica, por lo que
se explica que el pan siga siendo sagrado, siempre se lo consagre o
ch’alla, y resulta absurdo que falte. Pero cuando lo económico se
independiza de la necesidad así concebida, en tanto se concreta en los
bienes mismos y se somete por eso al rigor científico, aparece la
palabra y por ende la economía como disciplina, pero como ejercicio
independiente, ajeno al hombre, cosificado, que maneja la estrategia de
la distribución de los bienes y prepara la explotación, porque no cumple
con el juego humano.. Mientras que lo económico en su originalidad, aún
cuando pase a ser ciencia, no es más que un tránsito de un siendo
que se instala a partir del estar en un acto, por el cual se
asume no mucho más que el momento cosmogónico de la aparición de la luz
aunque se trate del pan, en cuanto la luz cohabita con las tinieblas,
donde se ubica la finalidad, el anti-discurso, el paquete ético-mítico
que nos accede a la in-utilidad de lo sagrado, pero descubre la
relatividad de la afirmación; por ahí se accede a los símbolos, y más
allá a la presión de lo absoluto, donde se da una ética sin código, o se
abre a la disolución de cualquier ciencia económica, porque ésta
carecería de sentido. El problema de América es la contradicción entre
lo que ocurre realmente con lo humano en su integridad de estar-siendo,
que hace a lo humano en general, y la estrategia ambigua y explotadora
de la filosofía del mercado de las cosas y de sus hombres convertidos en
modelos cosificados. “Poder realimentar la transitoriedad de lo
fundante, ganar la inseguridad para lograr la plenitud de lo humano es
nuestra misión en América, que afortunadamente no logra recuperar la
seriedad que le exige el imperio, porque comprende la transitoriedad de
la trampa del ser y con ello el fin del imperio mismo”.
Es el reconocimiento de una así
llamada de-formación de lo humano, pero que supone otra formación en el
campo de las posibilidades del “estar-siendo como juego”, lo que
deja constancia de una gama total de lo humano pero también de su
indefinición radical y además de su finitud en el campo de decir esto
es, finitud que hace a la fecundidad, que es relativa, porque sólo
es compensatoria, ya se llame trueque, macro-economía o cohete
interplanetario. Y es que en el fondo de América, continúa expresando
Kusch, se tropieza violentamente con el milagro de ser-hombre, con su
profunda e inalienable vejez de serlo, pero que hace recién a partir de
aquí a un futuro denso, auténtico, fundado, aunque nunca se sepa cuál es
el fundamento, pero que seguramente estará asistido desde el otro
extremo de los símbolos para esta pobreza esencial que encierra lo
humano...Se trata en el fondo de abrevar en nuestro estar lo fundado,
pero para ello nada se necesita, sino apenas la paradoja del vivir
mismo, pero también toda su sacralidad.
Es así como lo humano en América
sólo se puede connotar como práctica, como un operar incesante, de allí
el estar-siendo como fórmula dinámica que traduce el juego vital
entre lo indeterminado y determinado, pero que hace a lo humano con un
alcance universal, responde a su indeterminación, en referencia al fondo
metafísico de lo existente en general, y también al silencio original,
pero por eso mismo a la posibilidad de recuperarlo en una dimensión
indo-americana. Se trata de descubrir lo humano a partir de su propio
acontecer, lo realmente universal que se da en lo particular y empírico.
El “ganarse la vida” supone un
acierto hacia la eficiencia, simulado en el saber vivir; se gana el
acierto tomando conciencia de lo lúdico del vivir, ello significa
fundar; se trata de lograr un acierto fundante o como si lo fuera, como
si se buscara la determinación definitiva. Mas los aciertos fundantes
son momentos del vivir mismo que no hacen a su totalidad, la revisión de
la vida a través de sus episodios disuelve la seguridad del fundamento.
Éste es un episodio mayor del vivir en general, no se da en el vivir
mismo la posibilidad real de asir el fundamento total, sino sólo el
fundar menor de la determinación cotidiana; el estar del estar-viviendo
inquiere por un fundamento mayor que no asoma, abre la cuestión por un
juego de vivir que va más allá de ganarse la vida, en el que se distrae
el afán de determinación para invertir el proceso y no tener que
determinar sino ser determinado desde otro ángulo, apelar a una
alteridad, a lo otro que funda el acierto, en función de un acierto
eficaz para vivir pero desde ese otro lado, en el juego existencial, en
el que se regresa del siendo del ser al estar.
De allí que Kusch proponga una
lógica de la negación
para comprender a América: la cuestión no radica en la importancia de la
ciencia para la solución de nuestros problemas sino en la falta de
categorías para analizar lo americano, una cierta ceguera en nuestra
mente colonizada que no nos deja ver qué ocurre con América, para la que
nos falta la fe. La lógica de la negación es un ensayo para verlo desde
un ángulo imprevisto, en captar todo su peso, hasta violentar las pautas
de nuestra pequeña burguesía tan empeñada sospechosamente en reafirmar
algo que tiene demasiada consistencia para ser alterado. La negación no
en su sentido matemático estricto sino en su semántica, no dentro de una
lógica proposicional donde la verdad es entendida como la
correspondencia entre pensamiento y realidad, sino en su sentido
ontológico vinculada al ser del existente. Porque siendo el vivir un
requerir la totalidad de ser, allí media el proyecto, la afirmación de
la verdad está colocada como una totalización del propio ser a partir de
la negación de las circunstancias. La razón profunda de ser de una
cultura es brindar un horizonte simbólico que posibilite la realización
del proyecto existencial, cuyo punto de arranque es el puro existir, o
desde nosotros el puro estar como un estar aquí y ahora, asediado por la
negación, o sea, por las circunstancias. De allí que lo que cabe al
trabajo social no sea el conocimiento desde una lógica de la afirmación,
sino la comprensión que sólo se logra por una lógica de la negación, por
ej. no interesa el modo en que el brujo hace un ritual sino el proyecto
de ser que pone en él; comprender supone además sacrificar al sujeto que
comprende y ser absorbido o condicionado por el sujeto comprendido, que
nos implica, modificando nuestra lógica conceptual occidental; no hay
existente sin una intuición de la totalidad de ser, según una lógica de
la negación que lleva de la negación a la afirmación de ser. Un método
de negación niega lo meramente dado a nivel perceptivo o de
conceptualización inmediata y llega a la profundidad del fenómeno, o
sea, va por ej. de la mera copla que se canta a su trasfondo humano;
negando se entra en un campo de indeterminación, por debajo de las
pautas culturales vigentes, se ingresa en el área de verdad del objeto
de estudio, en el campo donde se configura la posibilidad de ser con sus
propias pautas y su propia voluntad cultural que las condiciona. En el
fondo detrás de la negación se daría la pregunta por lo condicionante o
sea el puro hecho de darse, de estar ahí existiendo.
Ensayos, ponencias y artículos,
además de obras centrales, reunidos hoy en una Edición de Obras
completas, manifiestan en su conjunto un gran y solitario esfuerzo, hoy
particularmente significativo para la filosofía y las ciencias sociales
que intentan dialogar con la novedad de nuestros tiempos: el de pensar
aprendiendo del discurso popular, porque como afirma en Aportes a una
filosofía nacional,
la filosofía en el fondo es sólo un episodio en el juego que hay entre
un suelo y lo viviente abandonado a su mero estar, a partir de lo cual
se reedita la universalidad, pero siempre en un encuadre geocultural.
Referencias bibliográficas
Bibliografía
citada
-
R. Kusch, América profunda, Obras
completas, t. I.
-
R. Kusch, Anotaciones para una estética de lo
americano, Obras completas, t. IV.
-
R.Kusch, Una lógica de la negación para
comprender a América, Obras completas, t. II
-
R. Kusch, La negación en el pensamiento popular,
Obras completas, t. II
-
R. Kusch, Esbozo de una antropología filosófica
americana, Obras completas, t. III.
-
R. Kusch, La seducción de la barbarie. Análisis
herético de un continente mestizo, Obras completas, t. I.
-
R. Kusch, El pensamiento indígena y popular en
América, Obras completas, t. II.
Obras de Rodolfo
Kusch
Edición de Obras completas,
Edit. Fundación Ross, Rosario, 1998-2000.
Tomo I:
-
Datos biográficos de R.Kusch
-
Libros publicados por R.Kusch
-
Bibliografía de R. Kusch, obra
édita, inédita y dudosa, trabajos de referencia a su pensamiento,
por M.Michiut, G.Romano y M.Langon
-
Palabras a un año de su muerte,
G. Steffen
-
La seducción de la barbarie
(1953)
-
Prólogo a la 1ª. ed. de
F.J.Solero a la 2ª. ed. de C.A.Cullen, “Preguntar por lo que somos”
-
Indios, porteños y dioses
(1966)
-
Prólogo de M.Casalla, “Rodolfo
Kusch: una implacable pasión americana”
-
De la mala vida porteña
(1966)
-
Charlas para vivir en
América
Tomo II:
-
América profunda
(1962)
-
El pensamiento indígena y
popular en América (1970)
-
Una lógica de la negación
para comprender a América
-
La negación en el
pensamiento popular (1975)
Tomo III:
Tomo IV:
-
Pozo de América
-
Lo americano y lo argentino
desde el ángulo simbólico-filosófico
(1978)
-
Pozo de América. El día de
las Américas, 14 de abril 1965 (1985)
-
Aportes a una filosofía
nacional (1979)
-
Corpus de informantes
-
Semana Santa en Yavì
(1978)
-
Las religiones nativas
(1987)
-
Anotaciones sobre el
Popol-Vuh y los cronistas (1977)
-
América parda
(Artículos y conferencias)
-
Bolivia
(cursos y trabajos de campo, 1967-1970)
-
S.A.D.E.
-
Teatro
-
Tango
-
Opiniones críticas sobre
Tango
-
La historia del pobre tipo
-
Traición o cultura
(1960)
-
La leyenda de Juan Moreira
(1960)
-
La muerte del Chacho
(1960)
-
Cafetín
-
Estar. Boletín de Arte de
América (1959)
-
Anotaciones para una
estética de lo americano (1955)
-
El sentido de lo trágico en
el teatro indígena (1956)
-
“En torno al teatro de R.Kusch”,
R.López Pertierra
-
Homenaje de la Cámara de
Diputados de la Nación (1989).
Otras
ediciones:
-
La seducción de la barbarie-Análisis herético de un
continente mestizo, Edit. Fundación Ross,
con sendos Prólogos para la 1ª. y 2ª. ed. de F.J.Solero y de
C.Cullen, Rosario, 1983.
-
El pensamiento indígena y popular en América,
Hachette, 3ª.ed, Buenos Aires,1977.
-
La negación en el pensamiento popular,
Cimarrón, Buenos Aires, 1975.
-
Geocultura del hombre americano,
F.García Cambeiro, Buenos Aires, 1976.
-
América profunda, Buenos
Aires, 1ª.ed. Hachette 1962, 2ª.ed. Bonum 1975, 3ª.ed.1986.
-
Indios, porteños y dioses,
Buenos Aires, 1ª.ed Stilcograff 1966, 2ª.ed.1994.
-
De la mala vida porteña,
Buenos Aires, Peña Lilio, 1966.
-
Esbozo de una antropología filosófica americana,
Castañeda, S.Antonio de Padua, 1978.
-
Tango y Credo Rante,
Buenos Aires, Talia, 1959.
-
La muerte del Chacho y La leyenda de Juan Moreira,
Stilcograff, Buenos Aires 1960
Bibliografía
selecta sobre R.Kusch
-
C. M. Pagano Fernández, Un modelo de filosofía
intercultural: Rodolfo Kusch (1922-1979). Aproximación a la obra del
pensador argentino. Concordia Monographien, Aachen, 1999.
Contiene una lista alfabética de los escritos éditos e inéditos del
pensador y una lista alfabética de la bibliografía sobre el mismo.
-
Cuartas Jornadas del pensamiento filosófico
argentino. “La obra de Rodolfo Kusch”
1993. Homenaje a los diez años de su muerte. Fepai, Buenos
Aires 1989.
-
Azcuy Eduardo A. compil., Kusch y el pensar desde
América, Buenos Aires 1989.
-
Borda de Rojas Paz, Nerva, “Kusch, expresión de una
estética americana. Vìa de acceso al sujeto americano”, en Boasso,
Maturo y otros, Literatura y hermenèutica. Estudios sobre la
creación y la crìtica literaria desde la perspectiva latinoamericana,
Buenos Aires, 1986.
-
Casalla, Mario, “Filosofìa y cultura nacional en la
situación latinoamericana contemporánea”, en rev. Nuevo Mundo,
N1, v.3, San Antonio de Papua, p.36-50.
-
Cullen Carlos, “Ser y estar. Dos horizontes para
definir a cultura”, en rev. Stromata, año 34, San Miguel,
p.43-52.
-
Fornet Betancourt, Raúl, Modos de pensar la
realidad de América y el ser americano, separata de Cuadernos
salmantinos de Filosofía, 10, Salamanca, p.257-261.
-
Garreta, Mariano, “Kusch, la antropología y el
sujeto”, en Azcuy…, p.93-101.
-
Quiroga, Anastasio, “Un ‘maistro’ se acuerda de
otro”, en Tiempo argentino, Buenos Aires, 1984ª, p.4-5.
-
Reigadas Marìa C., “Filosofìa y ciencias del hombre
en América Latina. Homenaje a Rodolfo Kusch”, en rev. Megafón,
no.17-18, p.19-27, Buenos Aires, 1986.
-
Scannone, Juan C. ed., Sabiduría popular, símbolo
y filosofìa. Diàlogo internacional en torno a una interpretación
latinoamericana, Guadalupe,Buenos Aires 1984.
-
Toribio, Daniel, La lògica de la negaciòn en el
pensamiento de Rodolfo Kusch, Fondo Nacional de las Artes,
Buenos Aires.
Dina V.Picotti
C.
Actualizado, marzo 2008
© 2003 Coordinador General Pablo
Guadarrama González. El pensamiento latinoamericano del siglo XX
ante la condición humana. Coordinador General para Argentina, Hugo Biagini. El pensamiento latinoamericano del siglo XX
ante la condición humana. Versión digital, iniciada en junio de
2004, a cargo de José Luis Gómez-Martínez. |
© José Luis Gómez-Martínez
Nota: Esta versión electrónica se provee únicamente con fines educativos. Cualquier
reproducción destinada a otros fines, deberá obtener los permisos que en cada caso
correspondan.
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