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La Institución Libre de Enseñanza

La Institución Libre de Enseñanza

 

Dentro de la estructura centralizada del sistema educativo español, la lucha por el poder político va acompañada del control de la educación. La reforma educativa en España ha sido un proceso muy lento que tuvo a España anclada en el pasado durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX. La Institución Libre de Enseñanza constituye el intento más sostenido y de mayor repercusión. Se funda en 1876 (véase los Estatutos), aunque ya se venía gestando desde años antes, en la mente de sus fundadores, la necesidad de una reforma educativa radical. El origen inmediato está en la crisis universitaria de 1875 que vio la separación de sus cátedras a varios profesores universitarios y de instituto. El núcleo fundacional lo constituían, entre los colaboradores que se anotan en las Estatutos, Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Nicolás Salmerón, Laureano Figuerola, Eugenio Montero Ríos, Segismundo Moret, Augusto González de Linares. El promotor directo fue Giner de los Ríos desde los primeros días de su destierro en Cádiz en 1875.

La Institución surge como entidad paralela a la educación oficial y, como señala el artículo 15 de los Estatutos, “La Institución libre de Enseñanza es completamente ajena a todo espíritu e interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político; proclamando tan sólo el principio de la libertad e inviolabilidad de la ciencia, y de la consiguiente independencia de su indagación y exposición respecto de cualquiera otra autoridad que la de la propia conciencia del Profesor, único responsable de sus doctrinas.” Los objetivos iniciales eran ambiciosos, pues se proponía, según el artículo 16:

  • 1. Estudios de cultura general (o de segunda enseñanza) y profesionales, con los efectos académicos que les conceden las leyes del Estado.
  • 2. Estudios superiores científicos.
  • 3. Conferencias y cursos breves de carácter, ya científico, ya popular.
  • 4. Una Biblioteca y los Gabinetes dotados del material correspondiente.
  • 5. Un Boletín para publicar sus documentos oficiales y trabajos científicos.
  • 6. Concursos y premios, y cuanto contribuya a promover la cultura general y sus propios fines

La realidad física de contar con un solo edificio de capacidad limitada, así como los reducidos recursos económicos disponibles, fueron poco a poco reformulando algunos de esos objetivos. Estuvo localizado en su comienzo en el centro de Madrid y en 1884 se traslado a las afueras (Paseo del Obelisco, 8), para contar con jardines más amplios que facilitaran su creciente concentración en la enseñanza primaria. El número de alumnos matriculados cada año fue reducido y osciló de un número bajo de 35 alumnos en el año crítico de 1891-92, a 268 en el año académico de 1880-81, con un promedio de 150 a 200 alumnos (Guerrero, 29-30). Se mantenía una matrícula limitada para permitir una instrucción en ocasiones individualizada. Fuera de los primeros años, la Institución no se ocupó de la enseñanza superior; fue un centro de enseñanza secundaria y, después de 1878, “la Institución fue básicamente un establecimiento de primaria, que propició la entrada en el sistema educativo desde el primer nivel” (Guerrero, 34)

Los recursos modestos de las dimensiones físicas (el edificio) y el número limitado de alumnos, deben ser considerados en el contexto del éxito extraordinario en la repercusión que tuvo en el desarrollo intelectual en España hasta 1936. Su impacto fue especialmente significativo en dos áreas: en la reforma educativa y, a través de ella, en los proyectos institucionales y de carácter oficial que forjados en el seno de la Institución Libre de Enseñanza fueron luego dirigidos por discípulos de Giner de los Ríos.

1. En el campo de la reforma educativa, como señala Lorenzo Luzuriaga en su estudio sobre las ideas pedagógicas de la Institución, se buscaba una educación integral (desarrollo de las capacidades tanto físicas como intelectuales según unos ideales éticos), una educación neutra (tolerante ante las cuestiones políticas y religiosas), una educación activa (buscando convertir al educando en agente de su proceso educativo), una educación unificada (los niveles primarios y secundarios como continuación el uno del otro en un mismo proceso educativo), y desde el comienzo se integro la coeducación. En lo pedagógico estaban marcadamente influidos por las reformas de Pestalozzi y las aplicaciones que desarrolló Froebel.

El proceso educativo buscaba establecer un sentido de armonía que conjugaba la educación intelectual, la educación física, la educación estética, la educación social, la educación religiosa (en el sentido de respeto a las creencias), y todas estas dimensiones en el sentido de una educación moral que formara seres humanos íntegros, se combatía la mentira y la hipocresía.

2. Lorenzo Luzuriaga nos dice que aun cuando la “Institución no tuvo nunca participación ni intervención directa en la vida oficial de España, y se mantuvo alejada de todo movimiento o partido político, poseyó, como entidad social y cultural, sus ideas sobre política pedagógica y en particular sobre las relaciones del Estado con la educación que no dejaron de influir en la vida pública del país. La Institución, y en particular su fundador, don Francisco Giner, partían de la idea de que la educación es esencialmente una función espiritual y social, más que estatal, y que el papel del Estado es intervenir sólo para suplir lo que la sociedad no hace” (Luzuriaga, 181). Las mismas circunstancias de oposición que mantenían fuertes grupos conservadores ante la Institución Libre de Enseñanza, impidió también la presencia pública y directa de Giner de los Ríos en instituciones oficiales y proyectos que él promovía. Los más destacados por la repercusión que tuvieron, son los siguientes: El Museo Pedagógico Nacional, creado en 1882 y que dirigió desde su comienzo Bartolomé Cossío, discípulo e íntimo colaborador de Giner de los Ríos (su función, más que museo, fue de instituto pedagógico); la Junta para Ampliación de Estudios, creada en 1907 y que dirigió como Secretario General, José Castillejo (igualmente discípulo de Giner); La Residencia de Estudiantes, creada a través de la Junta y que dirigió Alberto Jiménez (discípulo también de Francisco Giner); el Instituto-Escuela, creado en 1918, constituye la influencia más notable de los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza en la estructura educativa oficial.

Tanto la historia institucional, como sus principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza, quedan expuestos con precisión en las páginas del Boletín, su “órgano oficial”, que publicó su primer número en marzo de 1877 y el último a finales de 1936.

 

Referencias 

  • Guerrero Salom, Enrique, Diego Quintana de Uña y Julio Seage. Una pedagogía de la libertad. La Institución Libre de Enseñanza. Madrid: Cuadernos para el Diálogo, 1977.

  • Luzuriaga, Lorenzo. La Institución Libre de Enseñanza y la educación en España. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 1957.

JLG-M
Actualizado: marzo 2005

 

© José Luis Gómez-Martínez
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