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La metáfora es un mecanismo lingüístico que
consiste en usar un término que literalmente significa un
objeto, accidente o acción para significar un objeto,
accidente o acción diferentes.
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Este mecanismo lingüístico tiene relevantes
efectos estilísticos, estéticos y cognitivos.
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Los demás tropos serían clases particulares
de metáfora, aunque algunos de ellos –especialmente el
eufemismo– llevan a cabo funciones sociales sin las que la
convivencia en sociedad sería difícilmente imaginable.
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La metáfora no se da en un término
aisladamente considerado, sino en la medida en que ese
término esté enmarcado en una proferencia.
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El significado exacto de una proferencia
metafórica sólo es posible alcanzarlo mediante una adecuada
estrategia pragmática.
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Una metáfora se crea allí donde existe un
cierto grado de intimidad entre el hablante y el oyente, a
la vez que sirve para reforzar la intimidad de los
hablantes.
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El uso de una determinada metáfora sirve
para identificar la pertenencia de un hablante dado a un
grupo social, profesional o académico. Esto es, cada
sociolecto puede ser caracterizado por las metáforas que
usa, de modo que, muchas veces, los significados metafóricos
para un término cuyo significado literal es compartido
difieren grandemente de un sociolecto a otro.
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Una vez creada, una metáfora pasa por tres
estadios distintos: metáfora novedosa, metáfora
semilexicalizada y metáfora lexicalizada o muerta. El éxito
de una metáfora consiste precisamente en lexicalizarse y
dejar de ser entendida como tal metáfora.
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La metáfora es un mecanismo privilegiado
para crear polisemias en una lengua, esto es, para
multiplicar los significados sin multiplicar los
significantes.
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Los valores de verdad pueden adjudicarse a
las aseveraciones metafóricas de un modo análogo a como los
adjudicamos a las aseveraciones literales. Las tres teorías
clásicas sobre la verdad –la teoría de la verdad como
adecuación/correspondencia, la teoría de la verdad como
coherencia y la teoría de la verdad como
desvelamiento/descubrimiento– son aplicables a las
aseveraciones metafóricas en función del estadio en que se
encuentre una metáfora.
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La metáfora es un universal lingüístico,
aunque no todas las metáforas sean universales. En función
de su mayor o menor grado de universalidad, las metáforas
serían clasificables en metáforas universales, metáforas
generales y metáforas particulares.
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Precisamente en función de que no todas las
metáforas son compartidas por todas las lenguas, el que se
dé una metáfora en una lengua determinada y no en otra
lengua cualquiera puede plantear, y de hecho plantea, graves
problemas para la comunicación intercultural y para la
traducción.