Pedro J. Chamizo
Domínguez
La metáfora
(semántica y pragmática)
introducción
La metáfora como fenómeno
lingüístico y cognitivo es un tema que ha llamado la atención a
filósofos, lingüistas, teóricos de la literatura y de la retórica,
psicólogos, etc. desde Aristóteles hasta nuestros días, pasando por
la filosofía medieval, el racionalismo, el empirismo o el
romanticismo. A este fenómeno se le ha prestado especial atención
por parte de los filósofos y lingüistas del siglo XX y desde las
posturas teóricas más dispares. Así, a la metáfora se le ha prestado
atención lo mismo desde las corrientes filosóficas de inspiración
analítica (M. Black, 1981; J. Searle, 1986; H. P. Grice, 1989; o D.
Davidson, 1984) que de corrientes raciovitalistas (J. Ortega y
Gasset, 1924), hermenéuticas (P. Ricoeur, 1975) o cognitivistas (G.
Lakoff y M. Johnson, 1980). Este trabajo pretende ser una revisión
de los resultados más relevantes en el estudio de la metáfora en el
siglo XX, aunque sin obviar alguna que otra referencia a teorías
anteriores. De acuerdo con este objetivo, el trabajo se estructura
en cinco capítulos.
En el capítulo I, De lo
literal a lo translaticio, se pretende alcanzar una definición
de metáfora que nos permita delimitar el tema de estudio. A
continuación se alude a la opinión que sobre la metáfora tuvieron
algunos filósofos racionalistas y empiristas y a como la valoración
del papel cognitivo que ejerce la metáfora cambia radicalmente con
el último gran racionalista, Leibniz, y con el romanticismo.
Posteriormente se analizan los sentidos de literal para hacer
ver de qué modo lo literal se opone a lo metafórico. Y finalmente,
se estudian las relaciones entre la metáfora y los demás tropos,
haciendo especial hincapié en el eufemismo y en las funciones
sociales que lleva a cabo este tropo y que no suelen llevar a cabo
los demás tropos.
Ahora bien, comoquiera que el
significado translaticio de un término no es, en última instancia,
una cuestión que se pueda discernir semánticamente, sino
pragmáticamente, en el capítulo II, Pragmática de la metáfora,
se estudian las estrategias pragmáticas que permiten la correcta
interpretación de una proferencia translaticia en función del
contexto y de los conocimientos, creencias, ideas, opiniones y usos
sociales de los participantes en el intercambio lingüístico.
Y, comoquiera que una metáfora
es susceptible de sufrir cambios lo mismo en el eje diacrónico que
en el eje sincrónico, en el capítulo III, Metáfora viva y
metáfora muerta, se estudian los tres estadios básicos en que
puede encontrarse una metáfora desde el momento en que se crea hasta
el momento en que se lexicaliza totalmente un significado
metafórico. En la sección primera de este capítulo se sugiere la
tesis de que una metáfora debe surgir en un marco en el que hablante
y el oyente compartan un cierto grado de intimidad, pues, sin ese
marco de intimidad compartida por hablante y oyente, la metáfora
difícilmente sería comprendida correctamente. Una vez que una
metáfora es propuesta en el marco de una intimidad compartida y se
comienza a comprender, aceptar y usar por un número más amplio de
hablantes de aquél en que se originó es cuando se puede decir que
esa metáfora ha entrado a formar parte del sistema de una lengua.
Para ello la metáfora pasa por tres momentos diferentes: metáfora
novedosa, metáfora semilexicalizada y metáfora muerta o
lexicalizada. Una metáfora novedosa sería aquella que se propone por
primera vez sin que pertenezca al sistema de una lengua. Una vez que
una metáfora novedosa toma cuerpo en el sistema de una lengua y es
compartida por un número cada vez mayor de hablantes, se convierte
en una metáfora semilexicalizada en la medida en que el término de
que se trate se puede usar de acuerdo con su significado literal, de
acuerdo con su significado translaticio o de acuerdo con ambos
significados a la vez. Y, finalmente, cuando los hablantes pierden
conciencia de que un determinado significado de un término fue
alguna vez una metáfora, estamos ante una metáfora muerta o
lexicalizada, de la que sabemos que fue una metáfora viva y creativa
alguna vez en el pasado porque lo hemos aprendido recurriendo a los
pertinentes estudios filológicos.
Y, comoquiera que algunas veces
se le han negado a las aseveraciones metafóricas los valores de
verdad, el capítulo IV, Metáfora y verdad, es un intento de
hacer ver en qué sentido podemos aplicarles los valores de verdad a
las aseveraciones translaticias. Para ello se ponen en conexión las
tres teorías principales sobre la verdad –la teoría de la verdad
como adecuación/correspondencia, la teoría de la verdad como
coherencia y la teoría de la verdad como
desvelamiento/descubrimiento– con los tres estadios en que se puede
encontrar una metáfora y que han sido analizados en el capítulo
anterior. De acuerdo con ello, la teoría de la verdad como
adecuación/correspondencia sería la pertinente para la adjudicación
de los valores de verdad a las aseveraciones en que se usen metáfora
muertas, la teoría de la verdad como coherencia sería la pertinente
para la adjudicación de los valores de verdad a las aseveraciones en
que se usen metáforas semilexicalizadas y la teoría de la verdad
como desvelamiento/descubrimiento sería la pertinente para la
adjudicación de los valores de verdad a las aseveraciones en que se
usen metáforas novedosas.
Uno de los hilos conductores de
este trabajo es la convicción de su autor de que la metáfora es un
universal lingüístico en la medida en que está presente en todas las
lenguas y en todas las culturas. Pero, comoquiera que no se dan las
mismas metáforas en todas las lenguas, aunque en todas ellas se den
las metáforas, el capítulo V, La metáfora y las diversas lenguas,
pretende ser, en primer lugar, un ensayo de clasificación de las
metáforas en función de su mayor o menor grado de universalidad. De
acuerdo con ello, existirían metáforas universales, metáforas
generales y metáforas particulares. Y, en segundo lugar, se ensaya
una explicación del fenómeno de los falsos amigos semánticos y de
los problemas de su traducción haciendo ver cómo los falsos amigos
semánticos están originados en el hecho de que dos términos dados en
dos lenguas dadas han pasado a tener significados diversos porque
uno de ellos ha sufrido transferencias de significado mientras que
el otro no las ha sufrido o las ha sufrido en un sentido diferente,
aunque sigan siendo cognados o, mejor dicho, precisamente porque son
cognados.
©
Pedro J. Chamizo Domínguez. La metáfora (semántica y pragmática).
Primera edición en español, 2005.
Versión
autorizada por el autor para
Proyecto Ensayo Hispánico y preparada por José Luis Gómez-Martínez.
Se publica únicamente con fines educativos. Cualquier reproducción
destinada a otros fines deberá obtener los permisos correspondientes.
Enero de 2005.