Pedro J. Chamizo
Domínguez
La función social y cognitiva del
eufemismo
y del disfemismo
Resumen: Desde la
publicación de la obra clásica de G. Lakoff y M. Johnson,
Metaphors We Live By,
se asume comúnmente en la lingüística (cognitiva) que la mayoría
de las metáforas forman parte íntegra de redes conceptuales y
que nuestro pensamiento y nuestro obrar están estructurados por
tales metáforas. Esto es, que “vivimos de” metáforas. Sin
embargo esta tesis aún no se ha aplicado sistemáticamente al
estudio de los eufemismos y de los disfemismos. De ahí que el
primer objetivo de este trabajo sea el de mostrar cómo muchos
eufemismos también se estructuran y se integran en redes
conceptuales y que también “vivimos de” eufemismos y
disfemismos. Pero, además, eufemismos y disfemismos llevan a
cabo una serie de funciones sociales y cognitivas que las
propias metáforas no llevan a cabo. Por ello, el segundo
objetivo de este trabajo será el de mostrar cómo llevan a cabo
estas funciones los eufemismos y disfemismos.
1. Eufemismo y
disfemismo son clases especiales de metáforas
1. Si damos por bueno que la
metáfora «consiste en dar a una cosa el nombre que pertenece a otra»
(Aristóteles, Poética, 1457b),
que «conlleva característicamente una falsedad categorial» (Grice, 1989:
34), que se define como la transferencia de una estructura desde un
dominio conceptual (el dominio fuente) a otro (el dominio
término) (Lakoff y Johnson, 1980), y si descubrimos que todas estas
características se pueden aplicar también a los eufemismos y a los
disfemismos, entonces eufemismos y disfemismos podrían ser considerados
como metáforas o, al menos, como un caso especial de metáfora (Bolinger,
1982: 149). Si ello es así, se podría decir sobre los eufemismos y los
disfemismos lo que habitualmente se dice de las metáforas. No obstante,
a pesar de la reciente inflación de estudios sobre la metáfora (y las
demás figuras del lenguaje) desde el punto de vista lingüístico,
filosófico, psicológico, sociológico, etc., los eufemismos han sido
estudiados en una menor medida desde esta perspectiva, de modo que las
teorías de Lakoff y Johnson se han aplicado muy raramente al estudio del
eufemismo y del disfemismo hasta el momento (Pfaff, Gibbs y Johnson,
1997; y Chamizo Domínguez y Sánchez Benedito, 2000).
1.1. Siguiendo a Allan y
Burridge (1991: 11), entenderé por eufemismo lo siguiente: «A euphemism
is used as an alternative to a dispreferred expression, in order to
avoid possible loss of face either one’s own face or, through giving
offense, that of the audience, or of some third party.»
1.2. Siguiendo a Allan y
Burridge (1991: 26), entenderé por disfemismo lo siguiente: «A
dysphemism is an expression with connotations that are offensive either
about the denotatum or to the audience, or both, and it is substituted
for a neutral or euphemistic expression for just that reason.»
1.3. El que una palabra dada
(o una expresión, en su caso) sea sentida por los hablantes como un
eufemismo o como un disfemismo no depende de la palabra en sí, sino del
contexto, del uso que se haya hecho de dicha palabra o de las
intenciones de los hablantes. Los hablantes castellanos estaríamos de
acuerdo en que excusado o inodoro son sustitutivos
eufemísticos de letrina. No obstante, obsérvese cómo, en un
contexto cuartelero, el uso de las palabras excusado o inodoro
en lugar de letrina, producirían efectos cognitivos particulares
que los harían inadecuados. De modo que, desde el punto de vista
lingüístico, lo que se dice de los eufemismos se puede decir también,
mutatis mutandis, de los disfemismos.
1.4. De hecho, las fronteras
entre los eufemismos y los disfemismos son a veces muy borrosas. De ahí
que un eufemismo se pueda convertir en un disfemismo y viceversa (Kröll,
1984: 12),
y que muchos autores los incluyan a ambos bajo el neologismo x-femismo.
¿Son el modismo francés faire un bras
d’honneur, el italiano
fare l’ombrello y el
español hacer un corte de mangas eufemismos o disfemismos?
Obviamente estos tres modismos se podrían considerar expresiones
disfemísticas, pero también pueden ser consideradas como expresiones
eufemísticas cuando sustituyen a otras expresiones más inconvenientes u
obscenas.
2. Eufemismo, ambigüedad, polisemia y
sinonimia
2. Desde el punto de vista
sincrónico una palabra sólo puede funcionar como eufemismo si su
interpretación permanece ambigua, esto es, cuando el oyente puede
entender una proferencia dada literal y eufemísticamente.
Si daños colaterales, por ejemplo, puede funcionar como un
eufemismo para muerte/matanza (¿involuntaria?) de civiles o no
combatientes es justamente por su carácter ambiguo y polisémico. La
ambigüedad, por tanto, es inexcusable cuando queremos expresarnos
eufemísticamente (Nerlich y Chamizo Domínguez, 1999; Nerlich y Clarke,
2001). Ello implica lo siguiente:
2.1. Un eufemismo no puede ser
reemplazado por ninguna otra palabra y seguir surtiendo los mismos
efectos cognitivos, estilísticos, sociales, etc. La razón de ello
estriba en la inexistencia de sinónimos estrictos en una lengua natural
dada (Casas Gómez, 1999). Es más, lo que hace que, por ejemplo,
condón sea el término vitando y profiláctico o
preservativo sus sustitutos eufemísticos es precisamente el que no
sean sinónimos estrictos.
2.1.1. Un eufemismo no puede
ser reemplazado por un término tabú “equivalente”. V.g.: No podemos
sustituir profiláctico, goma, preservativo o
contraceptivo por condón y esperar conseguir los mismos
efectos comunicativos y cognitivos.
2.1.2. Un eufemismo no puede
ser sustituido por ningún otro eufemismo. V.g.: No podemos sustituir
profiláctico por goma, preservativo o contraceptivo
y esperar conseguir los mismos efectos comunicativos y cognitivos.
2.2. Los eufemismos sólo
pueden ser detectados en el contexto de una proferencia y su comprensión
depende de los conocimientos, gestos, usos sociales y/o creencias de los
interlocutores en el intercambio lingüístico.
2.2.1. Muchas veces una
palabra no es tabú de ninguna manera, pero se puede convertir en
inconveniente o problemática en un contexto dado. En estos casos el
recurso al eufemismo lleva a cabo un proceso de “ingeniería semántica”
que permite eludir los efectos indeseables de la palabra a la que
sustituye. V.g.: El presidente mexicano Juárez concedió a las Hijas de
la Caridad el privilegio de usar el uniforme internacional de la
orden para burlar la prohibición de la constitución mexicana del uso
de hábitos religiosos fuera de los templos, lugares de culto o
residencias privadas.
2.2.2. Muchas veces una
palabra no es tabú de ninguna manera, pero se puede convertir en
disfemística en un contexto dado y funcionar como un disfemismo en este
contexto. A diferencia de 2.2.1., en estos casos lo que produce los
efectos cognitivos es que la palabra en cuestión no se sustituya por
otra, sino que, por el contrario, se emplee abundantemente. V.g.: La
palabra miss
adquiere un aroma disfemístico en la novela de P. Daninos
Les carnets du major W. Marmaduke Thompson
debido al carácter agrio y ordenancista del
personaje de Miss ffyfth (sic) (Daninos, 1990: 106-118).
2.3. En función del contexto
de la proferencia, las creencias o los conocimientos de los
participantes en el intercambio lingüístico, los gestos, etc., una
determinada proferencia puede ser entendida literal, metafórica,
eufemística, disfemística o irónicamente (Chamizo Domínguez y Sánchez
Benedito, 1994).
2.4. Cuando el oyente no es
cooperativo (o no quiere serlo) desaparece el efecto eufemístico de las
proferencias.
2.4.1. El hecho de que algún
participante en el intercambio lingüístico no sea cooperativo –porque no
pueda o no quiera serlo– e interprete literalmente las proferencias
eufemísticas o disfemísticas se explota muy habitualmente en los chistes
y en la literatura (Nerlich y Chamizo Domínguez, 1999; Nerlich y Clarke,
2001).
3. Los tres estadios en la lexicalización
de los eufemismos
3. Desde el punto de vista
diacrónico se pueden distinguir tres estadios diferentes en la “vida” de
los eufemismos. Éstos serían los siguientes:
3.1. Eufemismo novedoso. Un
eufemismo novedoso es aquél que se crea en un momento dado sin que
pertenezca a ninguna red conceptual previa y sin que fuera predecible a
priori, pero que, sin embargo, es comprendido por los oyentes que
conocen el contexto en que se ha creado. V.g.: Con motivo de las
manifestaciones del 15 de febrero de 2003 contra la posibilidad de una
II Guerra del Golfo, una pancarta parisina rezaba lo siguiente: «Non à
la Busherie». Obviamente, utilizar el término Busherie, donde se
combinan a la vez el mecanismo de la alusión y el de la aliteración, en
lugar de escribir boucherie,
tiene unos efectos eufemísticos y jocosos, que no se hubieran conseguido
escribiendo lo segundo o tildando directamente a G. Bush de
boucher.
3.2. Eufemismo
semilexicalizado. Un eufemismo semilexicalizado es aquél que ha entrado
a formar parte del acervo de una lengua y es utilizado y comprendido
como tal de forma habitual por los hablantes de una lengua, pero en el
que es posible aún distinguir el significado literal y el significado
eufemístico de un término o de una colocación. V.g.: Doctor para
‘médico’ y, en menor medida, para ‘boticario’ y ‘veterinario’.
Igualmente, recuérdese que, todavía en los años 50 y 60, hacer el
amor era sinónimo de tirar los tejos o pretender a alguien,
pero en la actualidad ese significado está en desuso y hacer el amor
es un eufemismo de copular.
3.2.1. Las redes conceptuales
se construyen habitualmente con eufemismos semilexicalizados (ver
sección 5 más abajo).
3.3. Eufemismos lexicalizados
o muertos. Son aquéllos para los que los hablantes han perdido la
conciencia de su origen eufemístico porque se ha perdido la conciencia
del significado literal original de la palabra en cuestión. V.g.: Es
probable que muy pocos hablantes españoles sepan en la actualidad el
significado literal de puñeta cuando utilizan los modismos
hacer la puñeta o mandar a hacer puñetas. Y también es
probable que algo parecido acontezca con moza, doncella y
criada para ‘sirvienta’.
3.4. El grado de
lexicalización de un eufemismo no es uniforme entre los hablantes de una
comunidad lingüística dada. Por ello un término concreto puede ser
sentido como eufemístico por algunos hablantes y no por otros,
especialmente entre los hablantes de las diversas variedades dialectales
de una lengua, los hablantes pertenecientes a diversas generaciones o a
diversos grupos intracolegiales.
4. Efectos de la lexicalización de los
eufemismos
4. Cuando un eufemismo se
lexicaliza completamente se suele convertir en un término tabú con mucha
frecuencia.
4.1. Cuando un eufemismo se
lexicaliza deja de ser ambiguo. Recuérdese a este respecto como el verbo
coger se ha convertido en un disfemismo en muchos países
iberoamericanos (V.g.: Argentina, México o Venezuela), mientras que, por
el contrario, aún puede ser usado como eufemismo en España o Colombia,
por ejemplo.
4.2. La lexicalización de los
eufemismos es una fuente muy común para la creación de polisemias. V.g.:
El adjetivo regular significa ‘normal’, ‘periódico’, ‘de acuerdo
con la regla’ o ‘exacto’, pero también tiene un uso eufemístico muy
extendido para sustituir a ‘así, así’, o ‘francamente malo’ (Chamizo
Domínguez y Nerlich, 2002). Por ello, si un médico informa a su paciente
que su salud está “regular”, lo que el paciente entenderá es que sufre
alguna enfermedad más o menos grave, pero en ningún caso que su salud es
“normal” o “de acuerdo con la regla o norma”.
4.3. Muchas veces el
significado original y literal de un eufemismo desaparece hasta el punto
de que deja de ser reconocible por los hablantes. V.g.: Cretino,
que significaba originalmente ‘cristiano’ en el dialecto suizo del
francés, se usó como un eufemismo para ‘estúpido’ o ‘tonto’ y ha perdido
totalmente su carácter eufemístico, quizás salvo en contextos
psiquiátricos. Igualmente el adjetivo inglés
nice (del latín nescius) ha
significado sucesivamente ignorant,
stupid,
foppish,
fastidious,
precise,
balanced,
agreeable,
pleasant y, finalmente,
pleasing (Allan,
2000: 159-160).
4.4. Cuando una palabra deja
de funcionar como eufemismo puede usarse para otros fines. V.g.: La
palabra inglesa preservative
se usó en el siglo XVIII (Kruck, 1981: 18),
al igual que se sigue usando actualmente en español, para significar
eufemísticamente ‘condón’, pero, una vez que ese uso dejó de ser
habitual, esta palabra ha podido ser reciclada para significar en la
actualidad ‘conservante’, cosa que no se puede hacer en español y otras
muchas lenguas con su cognado.
4.5. Cuando el significado
eufemístico de una palabra se lexicaliza y esa palabra se convierte en
un término tabú o, al menos, inconveniente, los hablantes necesitan
acuñar nuevos eufemismos para poder seguir refiriéndose al objeto en
cuestión sin caer en ninguna inconveniencia.
V.g.: Los mormones que aún siguen siendo polígamos prefieren utilizar el
término plural marriage
como sustituto eufemístico de polygamy;
y lo mismo ocurre con la palabra española retrete,
a pesar de que en su momento fue un eufemismo.
4.6. Cuando el significado
eufemístico de una palabra se convierte en tabú y ese significado llega
a ser el más habitual (o de primer orden) de la palabra en cuestión, los
hablantes tienen que acuñar otro término, que sea neutro, para referirse
al objeto no tabú, evitando así cualquier ambigüedad y cualquier
asociación inconveniente. V.g.: La palabra polla, en el español
de España, difícilmente puede significar ya «gallina nueva, medianamente
crecida, que no pone huevos o que hace poco tiempo que ha empezado a
ponerlos», como define este término el DRAE en su primera
acepción.
5. Eufemismos y redes conceptuales
5. Los eufemismos se pueden
estudiar del mismo modo en que se estudian las metáforas.
5.1. Al igual que las
metáforas, los eufemismos y los disfemismos forman parte de redes
conceptuales (Pfaff, Gibbs y Johnson, 1997; y Chamizo Domínguez y
Sánchez Benedito, 2000).
5.1.1. Podemos referirnos al
morir en términos de viajar, de acuerdo con el eufemismo/disfemismo
básico “Morir es VIAJAR”:
5.1.1.1. Morir es liar el
petate.
5.1.1.2. Morir es irse al
otro barrio.
5.1.1.3. Morir es irse al
otro mundo.
5.1.1.4. Morir es irse al
cielo.
5.1.1.5. Morir es abandonar
este mundo.
5.1.1.6. Morir es irse a la
gloria.
5.1.1.7. Morir es hacer el
último viaje.
5.1.1.8. Morir es irse al
seno de Abrahán.
5.1.2. También solemos
referirnos a la muerte en términos de sueño y descanso, de acuerdo con
el eufemismo/disfemismo básico “Morir es DORMIR/DESCANSAR”:
5.1.2.1. Morir es descansar
en el Señor.
5.1.2.2. Morir es dormir el
sueño de los justos.
5.1.2.3. Morir es dormir el
sueño eterno.
5.1.2.4. Morir es dormirse
en el Señor.
5.1.2.5. Morir es descansar
en paz.
5.1.3. Por su parte solemos
referirnos a los homosexuales en términos de mujer, de acuerdo con el
eufemismo/disfemismo básico “Un homosexual es una MUJER”:
5.1.3.1. Un homosexual es un
mariquita.
5.1.3.2. Un homosexual es una
maricona.
5.1.3.3. Un homosexual es un
maricón.
5.1.3.4. Un homosexual es un
mariconazo.
5.1.4. Por su parte solemos
referirnos a las prostitutas en términos de animales hembras, de acuerdo
con el eufemismo/disfemismo básico “Una prostituta es un ANIMAL HEMBRA”:
5.1.4.1. Una prostituta es una
zorra.
5.1.4.2. Una prostituta es una
perra.
5.1.4.3. Una prostituta es una
pájara.
5.1.4.4. Una prostituta es una
(mala) pécora.
5.1.4.5. Una prostituta es una
lagarta/lagartona.
5.2. En resumen, al igual que
“vivimos de” metáforas, también “vivimos de” eufemismos y de
disfemismos.
6. Funciones sociales del eufemismo
6. El eufemismo lleva a cabo
varias funciones sociales relevantes que difieren de las funciones de
las metáforas. Su principal función consiste, obviamente, en poder
nombrar un objeto desagradable o los efectos desagradables de un objeto.
Pero, además de esta función principal, el eufemismo lleva a cabo otras
funciones menores, pues el eufemismo se usa también para:
6.1. Ser cortés o respetuoso
V.g.: Mi señora esposa o mi señor esposo para ‘mi mujer’ o
‘mi marido’, respectivamente.
6.2. Elevar la dignidad de una
profesión u oficio. V.g.: Barman
para ‘camarero’; chef
para ‘jefe de cocina’;
maître para
‘jefe de camareros’; tripulante de cabina/auxiliar de vuelo para
‘azafata’;
doctor para ‘médico’;
ingeniero técnico para ‘perito’; etc.
6.2.1. Algunos de los
eufemismos citados en 6.2. son préstamos. Los préstamos se utilizan muy
frecuentemente como eufemismos, especialmente cuando las palabras que se
toman como préstamos proceden de lenguas que se consideran más cultas,
refinadas o elegantes (ver Sagarin, 1968: 47-49).
6.3. Dignificar a una persona
que sufre alguna enfermedad, minusvalía o situación penosa. V.g.: Ser
trisómico del par 21 o padecer/sufrir el síndrome de Down
para ‘mongólico’; tercera edad o mayores para ‘viejos’;
invidente para ‘ciego’, etc.
6.4. Atenuar una evocación
penosa. V.g.: Dormirse en el Señor o exhalar el espíritu
para ‘morir’.
6.5. Ser políticamente
correcto. V.g.: Países surgentes o tercer mundo para
‘países pobres’.
6.5.1. El llamado “lenguaje
políticamente correcto” es básicamente eufemístico.
6.6. Permitir manipular los
objetos ideológicamente. V.g.: Nasciturus o embrión para
‘feto’ o ‘criatura’; o interrupción voluntaria del embarazo para
‘aborto’. Parece que está permitido manipular un embrión, pero no un
feto.
6.6.1. En función de lo
anterior se ha llamado a los eufemismos “palabras corrosivas” (Mitchell,
2001), pero, a pesar de su poder corrosivo, son ineludibles en el
lenguaje cotidiano y muchas veces también en los lenguajes
especializados, especialmente en el lenguaje de la medicina y la
biología.
6.7. Evitar agravios étnicos o
sexuales. V.g.: Subsahariano/subsahariana para ‘negro/negra’;
caucásico/caucásica para ‘blanco/blanca’; de etnia gitana
para ‘gitano/gitana’; gay para ‘hombre homosexual’ o lesbiana
para ‘mujer homosexual’.
6.8. Nombrar a un objeto o a
una acción tabú. Especialmente objetos tales como:
6.8.1. Dios y la religión, a
fin de evitar las blasfemias (ver Allan, 2000: 156-157). V.g.:
Diantres para ‘demonios’; ostras para ‘hostias’.
6.8.2. Objetos o acciones
sexuales. V.g.: Conocer, pasar la noche con, poseer,
tomar, irse a la cama con, salir con, y otros
muchos para ‘tener un coito’.
6.8.3. Fluidos corporales o
partes del cuerpo. V.g.: Transpirar para ‘sudar’; expectorar
para ‘escupir’; tener el mes/la regla para ‘menstruar’; axila
para ‘sobaco’; extensiones para ‘postizos’.
6.8.4. Lugares u objetos
sucios, peligrosos o temibles. V.g.: La película clásica del oeste
titulada El club social de Cheyenne para ‘El burdel de Cheyenne’;
camposanto, necrópolis, sacramental o, más
modernamente, tanatorio para ‘cementerio’.
6.8.5. La muerte (ver 5.1.1. y
5.1.2.) y las enfermedades. V.g.: hemorroides para ‘almorranas’;
cáncer de pecho para ‘cáncer de pulmón’.
7. Mecanismos lingüísticos del eufemismo
y del disfemismo
7. Los mecanismos lingüísticos
para crear eufemismos son muy variados, estando muchos de ellos
originados en una figura del lenguaje o en más de una al mismo tiempo
(ver Allan, 2000: 164-169; y Casas Gómez, 1986: 97-251).
De entre ellos quiero destacar los siguientes:
7.1. Circunlocución. V.g.:
Ser económico con las palabras para ‘mentiroso’; crecimiento
negativo para ‘pérdidas’; asistenta doméstica para ‘criada’.
7.2. Hipérbole. V.g.: Tiene
un amor en cada puerto para ‘es un mujeriego’.
7.3. Metonimia/sinécdoque. V.g.:
Sodomía para ‘homosexualidad masculina’; safismo/lesbianismo
para ‘homosexualidad femenina’.
7.4. Metáfora. V.g.: Chocho
para ‘genitales femeninos’ o ‘vulva’.
7.5. Antonomasia. V.g.:
Quijote para ‘soñador’, ‘visionario’ o ‘idealista’; tartarín
para ‘fanfarrón’ o ‘fantasmón’.
7.6. Ironía. V.g.: No (muy)
católico/católica para ‘enfermo/enferma’, ‘loco/loca’ o
‘tonto/tonta’.
7.7. Meiosis. V.g.:
Ligeramente intoxicado para ‘borracho’.
7.8. Aliteración. V.g.:
Shakespeare (Merry Wives IV i 42-47) usó focative case
para ‘coito’.
7.9. Diminutivo. V.g.: En los
anuncios de ropa interior femenina nunca se utiliza la palabra bragas,
sino braguitas, justamente por el carácter eufemístico que tienen
los diminutivos. Como norma general se puede decir que los diminutivos
tienen una función eufemística mientras que los aumentativos tienen una
función disfemística.
7.10. Alusión. V.g.: Hijos
de la Gran Bretaña para ‘hijos de la gran puta’; cosa,
tema, materia, asunto, etc., para ‘órganos sexuales’ o
‘coito’.
7.11. Personificación. V.g.:
Onanismo para ‘masturbación’; priapismo para «erección
continua y dolorosa del miembro viril, sin apetito venéreo» (DRAE).
7.12. Siglas/abreviaturas. V.g.:
T.B.C. para ‘tuberculosis’.
8. Consecuencias de la existencia de
eufemismos y disfemismos
8. El análisis de cómo y
porqué se crean y se usan los eufemismos nos permite revelar un aspecto
sobre cómo funciona la imaginación de los hablantes en el contexto
social, así como poner de manifiesto los supuestos culturales de los
usuarios de una lengua dada.
8.1. La creación y el uso de
los eufemismos nos permite mantener viva una lengua y adaptarla a las
cambiantes circunstancias sociales e históricas.
8.2. Como fruto de la
libérrima imaginación de los hablantes los eufemismos son impredecibles
a priori y pueden variar (y de hecho varían muy a menudo) de una lengua
a natural a otra.
8.3. Esta imprevisibilidad y
esta variación continua son las que dan cuenta del hecho de que una
palabra dada pueda ser usada eufemísticamente en una lengua concreta (o
en un dialecto dentro de una lengua) mientras que no lo pueda ser en
otra lengua (o en otro dialecto de una lengua determinada).
8.3.1. Así, el equivalente
español para el significado eufemístico de la palabra inglesa
dish
sería asignificativo. Por ello, si queremos significar eufemísticamente
en español lo mismo que significa la palabra inglesa
dish, debemos utilizar
una circunlocución como está de toma pan y moja, por ejemplo.
8.3.2. Y lo mismo acontece en
los diferentes dialectos de una lengua concreta (ver Allan y Burridge,
1991: 90). V.g.: El significado disfemístico de tortillera sería
incomprendido en México, donde esa palabra sólo significa “la que hace o
vende tortillas”.
8.3.3. El hecho de que el
significado literal de un significante sea equivalente en dos o más
lenguas naturales dadas, pero que no ocurra así con sus significados
eufemísticos o disfemísticos es de suma importancia para la faena de
traducir; de modo que, cuando el traductor no repara en estos detalles,
la traducción resultante puede ser malentendida o carecer de sentido.
V.g.: Aunque los significados literales de
bird y ‘pájaro/pájara’ coincidan en gran
medida, sus significados translaticios son muy distintos.
Igualmente, aunque el término francés phoque
significa literalmente ‘foca’, su significado translaticio es el de
‘homosexual masculino’, mientras que el significado translaticio del
término español es el de ‘persona obesa’.
8.4. Los eufemismos están
insertos en una tradición cultural, que es compartida por los hablantes
de una lengua determinada o por los hablantes de más de una.
8.5. Si no se comparte esta
tradición cultural, los malentendidos surgen a menudo.
8.6. Muchos falsos amigos
surgen precisamente del hecho de que una palabra dada funcione
eufemísticamente en una lengua natural dada mientras que no funcione del
mismo modo en otra lengua natural dada (Chamizo Domínguez y Nerlich,
2002).
9. Eufemismo y silencio
9. Finalmente, y puesto que he
utilizado en este trabajo el aparato formal del Tractatus, de
Wittgenstein, lo terminaré glosando y haciendo un uso ad hoc de
la unidad fraseológica
en la que se ha convertido el epígrafe final de dicha obra (2002:
epígrafe 7): «De lo que no se puede hablar eufemísticamente, hay que
callar la boca».
10. Conclusión
Los eufemismos y los
disfemismos comparten muchas características comunes con las metáforas,
pero los primeros llevan a cabo funciones cognitivas y sociales
distintas de las que llevan a cabo las segundas en el discurso. De ahí
que el estudio de los eufemismos y de los disfemismos deba entrar a
formar parte íntegra de la lingüística cognitiva y del análisis del
discurso en igualdad de condiciones que el estudio de la metáfora, la
metonimia y el resto de las tradicionales figuras del lenguaje.
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Notas
A veces los excesos del lenguaje políticamente correcto pueden
llegar a extremos insospechados. A este respecto quiero recordar
que la Asociación Sociológica Británica, rizando el rizo de lo
políticamente correcto, ha recomendado que no se use el adjetivo
seminal y que, en su lugar, se usen adjetivos tales como
classical o formative (Chamizo Domínguez y Nerlich,
2002). Parece ser que alguien ha descubierto de nuevo el
Mediterráneo y, al haberse enterado que seminal procede
etimológicamente de semen, ha decidido declarar al
adjetivo en cuestión una palabra políticamente incorrecta. Pero,
además, el caso es más grave si cabe, dado que es harto dudoso
que los otros adjetivos que se proponen como sinónimos,
funcionen como tales en cualesquiera contextos.
Pedro J.
Chamizo Domínguez
Universidad de Málaga
25 de agosto de 2004
[Fuente: Pedro J. Chamizo
Domínguez. "La
función social y cognitiva del eufemismo y del disfemismo."
Panacea 5 (2004): 45-51. Versión autorizada para Proyecto Ensayo
Hispánico.]
© José Luis Gómez-Martínez
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