|
||
Géneros | Narrativa | Poesía | Ensayo | Teatro | Autores | Textos | Contextos | Glosario | Pruebas | Ayuda |
Ilustración Con este término hacemos referencia a una manifestación del pensamiento occidental europeo (Francia, Inglaterra, Alemania, España, Italia, principalmente), que se expande a lo largo del siglo XVIII y que se caracteriza por una sostenida crítica a la tradición desde principios racionalistas. Se cree en el poder transformador de la cultura y que la ignorancia es causa fundamental del mal. Predomina un racionalismo científico y utilitario con preferencia por una “literatura de ideas” (véase el contraste esquemático entre la Ilustración y el Romanticismo, así como su manifestación en la pintura). En lo que los críticos denominan una “cultura dirigida”, la literatura de los ilustrados, de carácter racionalista y con objetivos didáctico-científicos, buscaba, en efecto, transformar al pueblo desde el gobierno y las instituciones. Las críticas se dirigen con intensidad al escolasticismo y la Inquisición, a la Iglesia católica de la Contrarreforma y a la Compañía de Jesús. Se parte de una convicción de la igualdad entre los seres humanos y los derechos inherentes de la naturaleza humana; pero se hace desde los principios de un despotismo ilustrado (según la expresión popular de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”), de ahí el carácter de las nuevas instituciones, de ahí también la centralización y ansia de reglamentar la cultura con el objetivo de transformar la sociedad. En el mundo hispánico, el siglo XVIII comienza con una guerra de sucesión en España que finaliza en 1713 (Tratado de Utrecht) y que confirma a Felipe de Anjou (miembro de la casa de Borbón) como rey de España. Esta nueva alianza con Francia acelera la entrada en España del pensamiento de la Ilustración, que alcanza su apogeo durante el reinado de Carlos III (1759-1788); sobre todo durante la primera parte del reinado, los ilustrados llegaron a ocupar los puesto de poder. Las reformas, sin embargo, siguiendo el modelo francés, habían comenzado ya desde principios del siglo. Así la creación de la Biblioteca Nacional (1712), la Real Academia Española (1713), Real Academia de la Historia (1735), entre instituciones directamente relacionadas con los procesos de regular, centralizar y difundir la cultura. Surgen también las Sociedades de Amigos del País, que se multiplicaron con gran rapidez en España y en Iberoamérica. El siglo XVIII termina con los primeros focos de independencia de las colonias americanas, fomentados precisamente por el pensamiento de la Ilustración. (Gomez-Martínez) |