Introducción a
la literatura
Cuando vemos la palabra
literatura en el título del curso no nos preguntamos qué
significa. Su significado parece obvio y usamos la expresión “texto
literario” con frecuencia en nuestro lenguaje coloquial. Pero luego,
al llegar el primer día de clase, cuando el profesor nos pregunta ¿qué
es un texto literario? O con más precisión, ¿cómo diferenciamos un
texto literario de otro que no lo es?, empezamos a tener dudas. El
sentido de la palabra literatura nos empieza a parecer más
complejo. Las dudas y las preguntas que éstas sugieren son el mejor
camino para alcanzar un sentido propio de lo que queremos decir
cuando hacemos referencia a un texto literario. También aquí vamos a
iniciar nuestro camino para comprender el concepto de literatura
a través de una serie de preguntas iniciales, que luego se podrán
complementar en la discusión en clase.
1. ¿Cuál es el origen
de la palabra literatura?
Esta palabra proviene del latín
litteratura, que es un derivado de la palabra littera y
que significa letra del alfabeto. En su origen, pues, la palabra
literatura hace referencia a la palabra escrita.
2. ¿Entonces, sólo un
texto escrito puede ser literario?
No, ese es el origen de la palabra
literatura, pero siempre ha existido una literatura de
transmisión oral. En tiempos antiguos, cuando muy pocas personas
sabían escribir y leer, la literatura oral tenía gran difusión entre
las gentes. Hoy día existen igualmente medios que difunden la
literatura a través de la palabra hablada, así se hace con
frecuencia a través de la radio y de la televisión.
3. Es obvio que no todo
lo hablado o escrito es literatura. ¿Cómo podemos diferenciar un
texto literario de otro que no lo es?
Esta pregunta ha dado lugar a
fuertes debates entre los críticos literarios de todas las épocas,
sin que hasta la fecha se haya llegado a un acuerdo. En casos
extremos todos estamos de acuerdo: reconocemos como obra literaria
El Quijote de Miguel de Cervantes, y decimos que el “contrato
de venta” de una casa no es un texto literario. El problema surge
cuando la diferencia no es tan marcada y cuando empezamos a dar
reglas para separar lo que es literatura de lo que no es literatura.
Los críticos estarían de acuerdo en considerar obras literarias a
todos los textos incluidos en la antología de este curso.
4. Es posible que la
lectura de los textos en la antología de este curso nos enseñe a
reconocer ciertas obras literarias, pero sigo teniendo la misma
pregunta, ¿Cómo podemos diferenciar un texto literario de otro que
no lo es?
Los antiguos reconocían tres
aspectos centrales en el arte de escribir: Gramática (el bien
escribir según las reglas gramaticales establecidas), Retórica
(la estructura del discurso para persuadir en la comunicación) y
Estilística (la búsqueda del arte y belleza en la expresión). Si
ahora consideramos tres niveles de textos, podríamos decir que la
gramática caracterizaría el primer nivel, cuyo objetivo es la
comunicación: la mayor parte de los libros de texto (de geografía,
de biología, de historia, etc.) corresponden a este primer nivel. El
segundo nivel de textos añade a la gramática la retórica, es
decir, añade una estructura cuyo fin es conseguir la persuasión en
el lector o en el oyente; buenos ejemplos de este segundo nivel son
los textos y discursos políticos. Podemos ahora considerar un tercer nivel que añade a los dos anteriores la estilística, o sea,
una preocupación consciente por expresar la belleza, por crear una
obra de arte.
5. Entonces, ¿podemos
agrupar y diferenciar los textos según sus objetivos?
Sí, en un principio, pues nos
permite una primera aproximación a la evaluación de un texto. Pero
sólo sirve como una primera guía. Hay descripciones geográficas que
son textos de gran valor artístico. Dentro del canon literario se
encuentran también numerosos discursos políticos o textos
ideológicos, cuyo objetivo primordial fue la persuasión. De igual
manera, hay textos en los cuales su autor se propuso escribir una
obra literaria, pero que no llegan a crear un leguaje artístico. Es
decir, el objetivo que motiva un texto no determina necesariamente
su valor artístico. José Romera Castillo nos dice que la obra
literaria
“es algo que se aparta de la cotidianidad y que se convierte en una
fiesta, en una excepción […] Fusionando los conceptos de vida
y arte, el creador confiere a su obra una tonalidad de
significación social y moral por un lado; y artística —lúdica— por
otro” (124).
6. Podemos aceptar,
aunque con reservas, la definición de Romera Castillo de que la obra
literaria funde los conceptos de vida y arte y que se
aparta de la cotidianidad, pero su afirmación no nos ayuda
mucho, pues usa la palabra arte para definir una obra
artística y la pregunta es ¿cómo reconocemos lo que es arte en un
texto concreto?
En efecto, podemos decir que el
concepto de literatura gira en torno al concepto de arte,
y los juicios sobre el valor artístico de un texto son juicios
subjetivos, pero que también dependen en gran medida de la educación
de nuestra sensibilidad artística. Precisamente, el objetivo
primordial de este curso de apreciación de la literatura es ir
estableciendo en qué consiste el valor artístico de las obras
incluidas en la antología.
7. Si reconocemos que
la valoración artística es subjetiva ¿Cómo podemos educar nuestra
sensibilidad artística?
La respuesta tradicional siempre ha
sido que la lectura de las obras maestras va, poco a poco, creando
nuestra sensibilidad por la literatura. Lo mismo sucede con la
música o con la buena comida. Pero además, como en el caso de la
música y de la comida, hay numerosas características que en sí
mismas no determinan el valor de una obra literaria, pero que sí
sirven para aproximarnos a dicho valor. En los estudios
introductorios a los distintos
géneros literarios iremos
reflexionando sobre esas características.
8. ¿Qué se quiere decir
con la palabra “características” en el contexto de una obra
artística?
Con la palabra “características”
hacemos referencia a los recursos que usan los autores en el proceso
de crear una obra artística. En términos generales podemos decir que
todo texto consta de dos partes, o mejor dicho, integra dos
dimensiones: los contenidos (ideas, emociones) y los
recursos del
lenguaje (cómo se articulan dichas ideas o emociones). Los recursos
literarios se refieren al modo cómo se integran ambas dimensiones.
Por ejemplo, Wellek y Warren establecen una diferencia entre lo que
denominan lenguaje científico y lenguaje literario:
“El lenguaje científico ideal es puramente
denotativo:
tiende a una correspondencia recíproca entre el signo y cosa
designada […]. El signo es también transparente; es decir, sin
llamar la atención sobre sí mismo, nos remite de un modo inequívoco
a lo que designa” (27).
El lenguaje literario es
esencialmente
connotativo. Es decir, usa el lenguaje
prestando atención a sus posibilidades
metafóricas. Veamos
como ejemplo la siguiente frase: “Era una montaña”. En un libro de
geografía se va a usar en su valor denotativo: “Era una montaña
rocosa de 7500 metros de altura”. En una novela, por ejemplo, se
puede usar en su sentido connotativo para describir a una persona
fuerte y alta que camina lentamente por la calle: “Era una montaña
imponente que se aproximaba con lentitud y firmeza”.
9. ¿Entonces, el
lenguaje literario se diferencia del lenguaje cotidiano en que el
lenguaje literario es preferentemente metafórico?
Esta primera conclusión puede
servirnos como guía, pero debemos recordar que todo lenguaje es por
naturaleza metafórico. Lo que sucede es que en el lenguaje cotidiano
el sentido metafórico se ha lexicalizado (ha dejado de leerse como
metáfora), o sea, se ha convertido en un lenguaje denotativo: la
palabra parece coincidir con lo que designa. A través del
curso vamos a leer y reflexionar en torno a numerosos ejemplos en
los que los autores de los textos literarios hacen uso de la
ambigüedad de ciertas palabras, entre su sentido cotidiano y sus
posibles significados metafóricos.
10. Si todo leguaje es
metafórico y si una metáfora con el tiempo puede dejar de ser
metáfora, ¿Cómo podemos saber el sentido que el autor quiso dar a
una palabra determinada?
Muchos críticos de la literatura
siguen todavía discutiendo esa problemática. En realidad, cuando
hablamos de literatura nos estamos refiriendo a un proceso que lleva
implícitas tres dimensiones:
el autor,
el texto
y
el lector. Parte de la formación de nuestra
sensibilidad artística es tomar conciencia de cómo se relacionan
estas tres dimensiones. En el transcurso de nuestra cultura
occidental se dio primero más importancia al autor, luego los
críticos se concentraron en el texto, y en este curso vamos a
privilegiar la perspectiva del lector. Desde esta perspectiva, sí
que nos importa quién fue el autor y qué deseaba comunicar, pero
vamos a dar preferencia a cómo los lectores leen el texto y cómo
justifican su lectura.
11. Estoy de acuerdo de
que la literatura es más interesante cuando yo puedo interpretarla,
pero si privilegiamos nuestra interpretación individual, ¿qué papel
desempeña el autor en esta nueva perspectiva?
Esta pregunta hace referencia a otra
pregunta central: ¿por qué leemos literatura? Pero antes de
contestar el porqué, veamos el papel que desempeña el autor. Si
nosotros tenemos un texto literario es porque una persona lo ha
escrito. Estas personas, que aquí llamamos autores, viven y
representan los valores de su época, tanto si tienen conciencia de
ellos o no, tanto si proyectan o critican dichos valores. Es decir,
para escribir usan un código personal y un
código referencial que
responde a las preocupaciones de su época. Toda lectura crítica de
un texto necesita, para conseguir una comprensión más completa, el
contexto del autor y de su época.
12. ¿Quiere decir que
si no conocemos a un autor o su época no podemos comprender un texto
literario?
No.
El lector es libre de leer un
texto y comprenderlo desde su propia subjetividad y en función a su
intimidad. Pero si deseamos leer un texto críticamente y luego
discutirlo en un círculo de personas o en la sala de clase,
necesitamos justificar nuestra interpretación con referencias
externas a nosotros mismos. Necesitamos hacer referencia al léxico
del texto, a la
retórica
o código que usó el autor, al mundo (la época) en el que surgen sus
ideas y, posiblemente, a ciertas referencias personales del autor.
En este sentido el autor es importante pues nos permite aproximarnos
más al texto que deseamos analizar (ver
el
concepto de autor).
13. Según la respuesta
anterior, la pregunta que determina nuestra lectura es ¿por qué
leemos?
Así es, en efecto. La lectura
subjetiva, íntima, personal de un texto, depende siempre de la
persona que lo lee y de su contexto. Aquí, y en todo este curso,
hacemos referencia a una lectura crítica, una lectura para discutir
en la sala de clase. En este sentido, los especialistas de la
literatura han propuesto varias razones:
- La visión tradicional
propone que las grandes obras literarias son un depósito de
valores universales que pueden dar sentido y unir los pueblos.
- Desde posturas
contestatarias, deconstructivas, problematizadoras, se muestra
que a través de las grandes obras también se pueden perpetuar
estructuras de poder. Así, por ejemplo, desde una perspectiva
feminista se observa cómo a través de la literatura de épocas
pasadas se mantiene la función subordinada de la mujer.
- Desde una perspectiva
estética, se considera al texto literario como una creación
artística con significado en sí misma.
- Desde perspectivas
más complejas se tiende a ver el texto literario como una serie
de elementos estéticos y contextos culturales. Desde esta
perspectiva, las obras literarias son creaciones artísticas que
responden a contextos culturales y que por ello mismo sirven de
pauta para la comprensión del desarrollo de los diversos grupos
culturales humanos.
14. Si los objetivos
que motivan la lectura de un texto literario son tan importantes,
surge la pregunta de ¿qué textos literarios leemos?
Tradicionalmente, tanto los libros
de texto para la enseñanza de la literatura como las historias de la
literatura, han estado dominados por un estricto canon de obras
consideradas clásicas. También las editoriales se concentraban en la
publicación de las obras que se ajustaban a un canon. Es decir, sólo
una parte de las obras escritas a través de los años circulaba y era
asequible su lectura. La explosión editorial de las recientes
décadas y una lectura más independiente y crítica de las obras
literarias que formaban el canon y de aquellos textos que habían
quedado marginados, ha descubierto que los textos considerados como
canónicos encubrían con frecuencia posiciones ideológicas y de
poder. En la actualidad se está haciendo una evaluación más
pluralista de la tradición literaria que nos permita tener una
visión más completa de nuestro pasado literario.
15. Entonces ¿qué
textos se incluyen en este curso?
Los objetivos de este curso son
precisos: es un curso de apreciación de la literatura, de
introducción al texto literario. Por esta razón, nuestro criterio
fundamental ha sido seleccionar las obras literarias que mejor
representan los cuatro géneros estudiados. Muchas de ellas, la
mayoría, coinciden con aquellas consideradas como obras clásicas.
Pero también incluimos obras de autores que no entraron o que
todavía no entraron en el canon. Como hemos señalado anteriormente,
el énfasis de nuestro curso se enfoca en el lector. Buscamos una
toma de conciencia de los recursos literarios que pueden hacer más
satisfactoria la lectura de una obra literaria.
16. Por lo dicho hasta
ahora, mucho del énfasis de este curso recae en cómo debemos leer un
texto literario.
Así es, en términos generales, pero
no deseamos prescribir una lectura como la correcta. Apreciar la
literatura es tomar conciencia de los recursos estilísticos y de
retórica que emplea
el autor en el proceso de crear una
obra de arte. Cuando decimos que vamos a privilegiar
al lector,
queremos decir que vamos a leer los textos desde la perspectiva del
lector. O sea, aunque el autor importa, no vamos a tratar de
descubrir lo que el autor pensaba al escribir su obra, si bien puede
ser un aspecto de valor para tener en cuenta. Tampoco vamos a
enfocarnos en
el texto, como si no existiera el autor ni el
lector.
17. ¿Qué quiere decir
“leer desde la perspectiva del lector”?
En términos muy simples, leer desde
la perspectiva del lector quiere decir tener en cuenta los objetivos
que el lector tiene para leer un texto. No es lo mismo leer un libro
para comentarlo en clase, que leer un libro por distracción. También
podemos leer una obra prestando atención únicamente a los elementos
estilísticos, o al contenido y posición filosófica que proyecta el
autor, o a la cultura de una época que recrea el texto. Es decir,
deseamos privilegiar la razón que nos motiva a leer un texto. En
este curso de apreciación de la literatura, nuestro objetivo es
reflexionar sobre los recursos estilísticos y culturales que un
autor y su época emplean para la creación artística.
18. Desde esta
perspectiva del lector ¿para qué sirve la literatura?
La respuesta a esta pregunta sigue
siendo un tema de debate. Las propuestas son muy variadas e incluyen
posiciones radicalmente opuestas: para unos leer literatura es
perder el tiempo, para otros la lectura de la literatura es el
símbolo del ser humano culto. Nosotros vamos a considerar la
literatura como un producto artístico y cultural. Como producto
artístico nos ayuda a perfeccionar el conocimiento del idioma
español y a apreciar el uso estético de las palabras. Como producto
cultural aprendemos a comprender los valores en debate en las
distintas épocas y lugares del mundo hispano.
19 ¿Qué tipo de obras
vamos a leer?
Vamos a leer obras de épocas
antiguas y de autores modernos. Algunos autores pertenecen al canon
de autores famosos en el mundo cultural hispano, otros son jóvenes
todavía no muy conocidos. En la estructura de este curso, como
señalamos en la sección de objetivos, vamos a agrupar los
textos literarios en cuatro géneros:
narrativa,
poesía,
ensayo y
teatro. Son cuatro géneros establecidos y que
forman ya parte de la cultura literaria del lector. Todos ustedes,
cuando ven un texto (incluso antes de leerlo) lo reconocen como
poesía o como teatro o como novela, o como ensayo. Pues bien, vamos
a iniciar nuestra aproximación a la literatura desde ese punto común
entre el autor y el lector.
Bibliografía de obras
citadas
-
García Berrío, Antonio. Teoría de la
literatura. Madrid: Cátedra, 1994.
-
Romera Castillo, José.
Didáctica de la lengua y la literatura. Método y práctica.
Madrid: Playor, 1979.
-
Wellek, René y Austin
Warren. Teoría literaria. Madrid: Gredos, 1966.
(Gómez-Martínez)
Proyecto Ensayo Hispánico
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